Sólo hay que hacer pequeños cambios para conseguir que la transición del entrenamiento de otoño al de invierno sea menos dramática. No se debe pretender seguir corriendo con ropa ligera cuando está helando porque más temprano que tarde eso se parecerá más a una sesión de tortura que a un entrenamiento agradable y saludable.
1. Crea el hábito de revisar el parte meteorológico una semana antes. Es una manera de evitar sorpresas y de irte preparando mentalmente para los cambios de tiempo y de hábitos. Esto te permitirá planificar el entrenamiento que mejor encaje con las temperaturas o las lluvias habituales del invierno, así como escoger los días de temperaturas más bajas para tomar descanso del deporte.
2. Entrena un poco más tarde, en lugar de a primera hora de la mañana. La idea es aprovechar las horas más cálidas de los días de invierno y resguardarse cuando el termómetro marque las temperaturas más bajas. Aunque en los días de semana no tengas una agenda muy flexible quizás puedas varias la rutina el fin de semana. La idea es ponérselo más fácil al cuerpo que tendrá que someterse, además de al esfuerzo físico, a unas temperaturas más bajas.
3. Empieza a entrenar en salas de gimnasio o en interiores. Ya sabemos que es muy agradable practicar deporte al aire libre pero en invierno el clima se impone y hay que ser realista. Quizás es la hora de invertir en la matricula de un gimnasio o de empezar a practicar rutinas de entrenamiento más cortas pero más intensas que pueden ponerse en marcha en una habitación. Lo importante es no perder la motivación y el hábito de entrenar varios días a la semana.
4. 'Just do it'. Parafraseanado aquella antigua campaña de Nike, 'Just do it'. Es decir, no lo pienses tanto y simplemente hazlo. Será más fácil de lo que parece mientras estás teorizando sobre ello. Mientras más lo pienses más difícil te parecerá hacer los pequeños cambios que te mantendrán en forma durante el invierno. Pon manos a la obra y haz más agradables tus rutinas deportivas de invierno.
S. TORRES