Los buenos profesionales saben que para encontrar la plenitud laboral deben comenzar por apreciar su propio trabajo.
Hacer tu profesión la de entrenador personal es mucho más que enseñar ejercicios y contar repeticiones durante el tiempo que dura el entrenamiento.
El tiempo que pasas con tus clientes se forman relaciones de amistad, ocurren anécdotas graciosas, etc.
Estas son algunas de las muchas cosas que hacen que aprecies tu labor.

sábado

Acciones con poder terapéutico

Masajes o simplemente caricias: El antídoto contra el dolor

Son la guinda del placer. Cuando una caricia recorre la piel a una velocidad de 4 ó 5 centímetros por segundo, el cerebro la recibe activando sus áreas de recompensa. Investigadores de la Universidad de Gotemburgo (Suecia) han descubierto que esta transmisión de señales placenteras es posible gracias a las fibras nerviosas conocidas como C-Táctil, que siguen su propia ruta hacia el cerebro, aun cuando este está recibiendo impulsos de dolor en la misma zona.


La siesta: Lubricante para el corazón y para la mente

Los países del norte de Europa, que tanto la han vituperado, ya la han incorporado a sus hábitos. Los estudios la avalan como uno de los aliados para mejorar la concentración y el rendimiento laboral, recuperar la energía y la vitalidad, y prevenir problemas cardiovasculares. La última investigación llega de la Universidad de California, en Berkeley, y aporta una razón más a su favor: las siestas podrían mejorar la sensibilidad del cerebro a las emociones positivas. Cuando el sueño alcanza la fase REM (movimientos rápidos de ojos), expande la sensibilidad empática ante las emociones positivas y aminora las negativas. Las personas sin siesta se mostraron más receptivas ante la ira, la tristeza y el miedo. En los niños también se han comprobado sus bondades: los que la duermen tienen menos tendencia a la hiperactividad, a la depresión y a la ansiedad.



Meditar: Pensamiento positivo en dos sesiones
El monje budista Matthieu Ricard, asesor personal del Dalai Lama y doctor en Genética Celular, asegura que el primer error en nuestra búsqueda de la felicidad es confundirla con sensaciones placenteras que dependen de circunstancias externas. Ricard ha participado en experimentos que prueban cómo durante la meditación se reduce la actividad en áreas cerebrales relacionadas con las emociones negativas. Después de muchas horas de meditación, los monjes alcanzan la paz interior y se convierten en personas más positivas. Según investigaciones más recientes, los efectos son perceptibles desde la segunda sesión.


Cambiar de look: Un gesto de amor propio para apuntalar la autoestima
De esto saben mucho los peluqueros, transformados para la ocasión en entrenadores personales de sus clientas más insatisfechas anímicamente. Optar por un cambio de color o un corte de pelo, o simplemente regalarse un rato de mimos en un centro de estética, es en estos casos un gesto de amor propio que aporta seguridad y dispara la autoestima. La aceptación de uno mismo y de su imagen es uno de los componentes del desarrollo de un individuo, su bienestar personal y autoestima. Lo contrario marca el camino más corto a la depresión, la ansiedad y los desórdenes alimentarios. Por eso, aunque el hábito no hace al monje, es importante saber qué imagen queremos proyectar, y emprender los cambios que nos llevarán a ella.


Sexo: Protege la piel, los vasos... y la próstata

Es el placer en estado puro. Para la mujer, un tratamiento antiaging, porque le permite producir estrógenos, la hormona que la ayuda a mantener suaves la piel y el cabello, la previene de cardiopatías y mejora la circulación, mitigando la tensión de los vasos sanguíneos, causante de muchas cefaleas. En el hombre, reduce el riesgo de cáncer de próstata. El sexo favorece también la secreción de testosterona, oxitocina, endorfinas... hormonas del deseo y el bienestar.