Los buenos profesionales saben que para encontrar la plenitud laboral deben comenzar por apreciar su propio trabajo.
Hacer tu profesión la de entrenador personal es mucho más que enseñar ejercicios y contar repeticiones durante el tiempo que dura el entrenamiento.
El tiempo que pasas con tus clientes se forman relaciones de amistad, ocurren anécdotas graciosas, etc.
Estas son algunas de las muchas cosas que hacen que aprecies tu labor.

sábado

El consumo de antioxidantes naturales a través de los vegetales tiene el efecto de protector del hueso

Actualmente las consultas sobre problemas en las articulaciones son la segunda causa de visitas al médico, y la tercera causa de cirugía hospitalaria.
Cuando nos referimos a un deportista y más concretamente a un corredor, la mayoría de problemas articulares se concentran en las rodillas.
Como articulación móvil o sinovial que es, está constituida por: superficies óseascartílago articularmembrana sinovial,  menisco, y medios de unión, y por tanto una buena alimentación destinada al cuidado de las articulaciones tendrá que incluir todo lo necesario para cada uno de estos elementos, porqué sino alguno quedaría desasistido.
Esta dieta tendrá que ser depurativa y alcalinizante para ayudar a la eliminación de sustancias tóxicas y neutralizar la acidez del cuerpo.
El consumo de antioxidantes naturales a través de los vegetales tiene como efecto ser protector del hueso al actúar como depurativos, por tanto es importante aumentar el consumo de frutas no ácidas y hortalizas que además proporcionaran sales orgánicas de potasio, de magnesio y bicarbonatos. Debemos excluir de la lista hortalizas como el tomate, pimiento, berenjena y patata, ya que tienen un cierto efecto acidificante.
Debemos garantizar también el aporte de azufre que forma parte del colágeno -tejido de sostén-  y que podremos incorporar a través de alimentos como ajos, cebollas, puerros, espárragos, coles. Los huesos necesitan aporte de minerales como el calcio - mejor en forma de vegetales ricos en este mineral como frutos secos y semillas, frutas desecadas, legumbres y algas- , el fósforo (quesos de cabra, curados o fundidos, carnes y pescados) yel magnesio (frutos secos y semillas, frutas desecadas, legumbres y verduras de hoja verde).
Hay que tener en cuenta que el aporte desequilibrado de uno en función del otro puede ser igual de perjudicial que su carencia, y es que en el caso de las articulaciones como en tantas cosas de la vida, en el equilibrio está el éxito.


Los beneficios de montar en bicicleta



El uso de la bicicleta, sin llevarlo a los extremos, es considerado como uno de los ejercicios más saludables que puedes realizar. Un uso habitual ayuda a controlar el colesterol y el sobrepeso.
Muchas personas que sufren dolores de espalda, tienen sobrepeso o padecen enfermedades cardiovasculares, podrían obtener muchos beneficios al montar en bici. Y una gran noticia para los que piensan que "ya están mayores": aunque no se empiece a hacer ejercicio regularmente hasta una edad avanzada siempre se conseguirán resultados. Es importante ajustar la duración y la frecuencia de los trayectos a la condición física, la edad y los resultados que se deseen conseguir. Por otra parte, este ejercicio, oxigena eficientemente al cerebro y permite pensar con mayor agilidad. Tu cuerpo segrega endorfinas que te hacen sentir mejor y te ayudan a repetir el entrenamiento hasta que te creas un hábito. Algunos estudios apuntan que los que usan la bicicleta regularmente sufren menos enfermedades psicológicas y depresiones. Los beneficios de montar en bicicleta empiezan a notarse desde los primeros 20 minutos de pedaleo. Sin embargo, lo ideal es hacerlo, al menos tres veces por semana entre 45 y 60 minutos. Cuanto más tiempo dediques a la bici más ventajas irás acumulando.
Recorrer la ciudad en bici es una actividad relajante y entretenida, nada que ver con los cabreos y las prisas de cuando vas en coche. Montar en bici alegra y conducir encabrona. Si utilizas la bici como método de transporte a diario, tu estado de forma mejorará muchísimo.Como deporte hay muchos muy saludables, pero como método de transporte es único.

Pedaleando media hora diaria se entrenan al máximo los cuadriceps y se tonifican los glúteos, pero además ejercitamos la parte superior del cuerpo (pecho, espalda, hombros) Los mayores beneficios se obtienen cuando usamos la bicicleta de modo regular. Así que usarla como medio de transporte para ir al trabajo o para ir de un sitio a otro es una grandísima idea. 

Sólo 10 minutos de pedaleo diario ya repercuten en la musculatura, el riego sanguíneo y las articulaciones. A partir de 30 minutos comienzan los impactos positivos en las funciones del corazón, y a partir de 50 minutos el impacto empieza a notarse en el metabolismo graso. La bici es la mejor medicina contra el estrés y el mal humor. La combinación perfecta entre  ejercicio físico y sensación de velocidad, te dejan suave.



“La vida es como montar en bicicleta; para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando” (Albert Einstein)


Gymintimidation (El miedo al gimnasio)


El miedo al gimnasio tiene nombre. En inglés se denomina 'gymintimidation' y hace referencia al momento en el que el gimnasio se te empieza a hacer cuesta arriba, te parece que no avanzas y piensas que eres el o la peor en casi todas las clases. Tienes la sensación de que estás rodead@ por dioses del fitness que hacen con gracia y soltura esas tablas de ejercicio que te agotan a los cinco minutos.
  






Una encuesta reciente realizada en gimnasios de Estados Unidos asegura que la 'gymintimidation' o el miedo al gimnasio es una experiencia dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.  
Si crees que sufres este tipo de miedo, algo de esto te puede estar pasando:  

1. Falta de conocimiento. Tus compañeros de sala o de clase tienen más nivel, están en mejor forma física o son veteranos clientes de tu nuevo entrenador. Eso quiere decir que lo entienden todo a la primera mientras tú no consigues hacer el primer movimiento. En estos casos se recomienda contarle tu vida al preparador físico y pedirle que baje el nivel o que te dedique más tiempo que a tus compañeros.  

2. Inconsistencia. No estás en buena forma física y te saltas el entrenamiento con frecuencia. Así es difícil desarrollar una rutina de ejercicio y mejorar de nivel. Además te hace sentir como un invitado en el gimnasio donde ya mucha gente se conoce. Eres una extrañ@. Si este es tu caso, intenta ser más consistente con el entrenamiento, y a medida que mejores tu forma física irás ganando confianza y te sentirás como en casa.  

3. Has elegido un entrenamiento que no va contigo. La gente necesita sentirse cómoda en su piel. Es decir, si no disfrutas bailando y te ves ridícul@ moviendo las caderas frente a un espejo, no te apuntes a clases de Zumba por más que sea la tendencia de la temporada. Invierte en ropa que te guste y que se avenga a tu personalidad, y trata que la única molestia sea el del esfuerzo físico, aquí si no conviene quedarse en la zona de confort.  

4. Estás muy pendiente de los demás. No te concentres demasiado en lo que hacen otros, en sus prácticas o su vida social en el gimnasio. Cada cual tiene sus intereses, y un gimnasio no debería ser un lugar para competir. Minimiza el tiempo de tu ronda por la sala de máquinas y concéntrate en tu tabla de ejercicios.  

5. No te esfuerzas demasiado y aún sigues en tu zona de confort. Si eres nuev@ en el club, el gimnasio puede parecerte un territorio hostil. Ya tienes suficiente con sobrevivir en esa jungla para encima machacarte con el doble de abdominales, así que sigues con los ejercicios que te indicaron hace dos años y a la media hora te vas para casa. En este caso, no te adaptas al nuevo club pero además no avanzas. Lo más recomendable es que cambies de rutina totalmente, empieces a probar clases nuevas y exigirle un poco más a tu cuerpo.



SILVIA TORRES 

Mens sana in corpore sano

"Mens sana in corpore sano" decían los antiguos latinos. Y tenían toda la razón. Varios estudios científicos han demostrado la importancia de la actividad física para el cerebro, la alimentación, etcétera. Ahora, además, nuevas investigaciones han certificado la repercusión del sedentarismo en la esperanza de vida.






El estudio sugiere que el comportamiento sedentario es un factor de riesgo de mortalidad”. Así de tajantes se mostraban hace un par de años Annemarie Koster y sus colegas tras realizar una investigación sobre la incidencia de la actividad física en la esperanza de vida de las personas.  El estudio, del que se hace eco Coca-Cola en su newsletter sobre nutrición y actividad física, analizaba a casi 2.000 personas de 50 años de Estados Unidos y comprobaba qué incidencia tenían sus hábitos en su fallecimiento más o menos prematuro. 

Pero esta no es, ni mucho menos, la única investigación sobre el tema llevada a cabo sobre la cantidad de calorías ingeridas, las dietas sanas y la cantidad de calorías que hay que quemar. Según un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de Girona, la actividad física moderada durante al menos media hora durante 5 días a la semana, o incluso el ejercicio intenso durante al menos 20 minutos realizado 3 veces por semana, reducen casi un tercio el riesgo de mortalidad. A un resultado similar llegaron los científicos de la Universidad de Texas en un estudio publicado en The Lancet y en el que afirmaban que “el ejercicio a niveles muy bajos reduce las muertes por cualquier causa en un 14 por ciento".





Entonces, si se conocen los beneficios de la actividad física, las dietas equilibradas y saludables, ¿cómo puede ser que cada vez seamos más sedentarios? ¿Somos más sedentarios que antes? ¿Qué ha provocado este cambio de conducta en la sociedad? Como indicaba el Doctor Rafael Urrialde, responsable del área de Salud y Nutrición de Coca-Cola Iberia, durante su intervención en el XIV Seminario de Nutrición “Controversias, Debates y Avances en Nutrición” organizado por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, “el incremento sustancial del sedentarismo y la inactividad física está motivado por los cambios en los hábitos de vida de la población, tanto en los patrones alimentarios como de actividad física, y el descenso en el gasto energético en la vida cotidiana. Vivimos en un entorno que hace que las personas sean inactivas porque, entre  otros factores, las nuevas tecnologías contribuyen a que todo resulte más fácil, moverse sea cada vez menos necesario y además las actividades de ocio son cada vez más sedentarias”.

Y es que en realidad la alimentación y el ejercicio físico van íntimamente ligados. Como demostró recientemente un equipo de la Universidad de Harvard, el ejercicio físico aumentaba la sensibilidad a ciertas señales de nuestro cuerpo, como la saciedad, y modificaba las respuestas del placer frente a la comida.

Todo ello se traducía en una dieta más sana y equilibrada. Como explica Miguel Alonso Alonso, coautor del estudio, "la actividad física parece tener una función facilitadora de conductas alimentarias encaminadas al seguimiento de una dieta sana".  Todo ello ha elevado el deporte de un plano exclusivamente de ocio a un estadio médico. De hecho, según el Urrialde, “una de las herramientas de salud pública con mayor potencial para poner freno a la epidemia de la obesidad es la prevención mediante la práctica habitual de actividad física”.