Los buenos profesionales saben que para encontrar la plenitud laboral deben comenzar por apreciar su propio trabajo.
Hacer tu profesión la de entrenador personal es mucho más que enseñar ejercicios y contar repeticiones durante el tiempo que dura el entrenamiento.
El tiempo que pasas con tus clientes se forman relaciones de amistad, ocurren anécdotas graciosas, etc.
Estas son algunas de las muchas cosas que hacen que aprecies tu labor.

sábado

Gymintimidation (El miedo al gimnasio)


El miedo al gimnasio tiene nombre. En inglés se denomina 'gymintimidation' y hace referencia al momento en el que el gimnasio se te empieza a hacer cuesta arriba, te parece que no avanzas y piensas que eres el o la peor en casi todas las clases. Tienes la sensación de que estás rodead@ por dioses del fitness que hacen con gracia y soltura esas tablas de ejercicio que te agotan a los cinco minutos.
  






Una encuesta reciente realizada en gimnasios de Estados Unidos asegura que la 'gymintimidation' o el miedo al gimnasio es una experiencia dos veces más frecuente en las mujeres que en los hombres.  
Si crees que sufres este tipo de miedo, algo de esto te puede estar pasando:  

1. Falta de conocimiento. Tus compañeros de sala o de clase tienen más nivel, están en mejor forma física o son veteranos clientes de tu nuevo entrenador. Eso quiere decir que lo entienden todo a la primera mientras tú no consigues hacer el primer movimiento. En estos casos se recomienda contarle tu vida al preparador físico y pedirle que baje el nivel o que te dedique más tiempo que a tus compañeros.  

2. Inconsistencia. No estás en buena forma física y te saltas el entrenamiento con frecuencia. Así es difícil desarrollar una rutina de ejercicio y mejorar de nivel. Además te hace sentir como un invitado en el gimnasio donde ya mucha gente se conoce. Eres una extrañ@. Si este es tu caso, intenta ser más consistente con el entrenamiento, y a medida que mejores tu forma física irás ganando confianza y te sentirás como en casa.  

3. Has elegido un entrenamiento que no va contigo. La gente necesita sentirse cómoda en su piel. Es decir, si no disfrutas bailando y te ves ridícul@ moviendo las caderas frente a un espejo, no te apuntes a clases de Zumba por más que sea la tendencia de la temporada. Invierte en ropa que te guste y que se avenga a tu personalidad, y trata que la única molestia sea el del esfuerzo físico, aquí si no conviene quedarse en la zona de confort.  

4. Estás muy pendiente de los demás. No te concentres demasiado en lo que hacen otros, en sus prácticas o su vida social en el gimnasio. Cada cual tiene sus intereses, y un gimnasio no debería ser un lugar para competir. Minimiza el tiempo de tu ronda por la sala de máquinas y concéntrate en tu tabla de ejercicios.  

5. No te esfuerzas demasiado y aún sigues en tu zona de confort. Si eres nuev@ en el club, el gimnasio puede parecerte un territorio hostil. Ya tienes suficiente con sobrevivir en esa jungla para encima machacarte con el doble de abdominales, así que sigues con los ejercicios que te indicaron hace dos años y a la media hora te vas para casa. En este caso, no te adaptas al nuevo club pero además no avanzas. Lo más recomendable es que cambies de rutina totalmente, empieces a probar clases nuevas y exigirle un poco más a tu cuerpo.



SILVIA TORRES